Entramos en la semana de los Premios Goya, y aún no teníamos publicada la crítica de "La piel que habito", que se estrenó a primeros de Septiembre del pasado año. Y era necesario recuperarla ahora: este film de Pedro Almodóvar es el que se presentará con más nominaciones (16) en la gala del próximo sábado, y además, acaba de hacerse con el BAFTA como Mejor Película de Habla No Inglesa. Y ojo, que no será la única que hagamos esta semana...
Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este hallazgo revolucionario es preciso carecer de escrúpulos, y Ledgard no los tiene. Pero, además, necesita una cobaya humana y un cómplice. Marilia, la mujer que lo cuidó desde niño, es de una fidelidad perruna: nunca le fallará. El problema será encontrar la cobaya humana.
Este es el punto de partida de "La piel que habito", adaptación del propio Almodóvar de la novela "Tarántula" de Thierry Jonquet. Y el resultado es que, de un film que partía como interesante, sale una película que está lejos de ser lo mejor del director manchego. Y eso que nunca he sido un fan total (aunque tampoco destractor) de su filmografía (a excepción de "Volver" y, en menor grado, "¿Qué he hecho yo para merecer esto?").
Es una película distinta, eso sí. Arriesgada. Propia de un director que se ha ganado el derecho a poder hacer lo que le venga en gana. Pero lo cierto es que creo, que al propio Pedro Almodóvar, en mi opinión, no le ha salido la película que esperaba: un guión plano para la dificultad que se le sobreentiende, con alguna que otra innecesaria vuelta de tuerca (de la que se salva una gran escena final), una historia que carece de sentido... Pero es lo de siempre cuando se trata de Pedro: tendrá sus detractores, y, sobre todo, sus seguidores (no hay más que ver el aluvión de premios y nominaciones que está recibiendo). Sin embargo, mi opinión no anda muy alejada de la de Carlos Boyero (aunque sea solo por esta vez): una notable idiotez.
Eso sí, una notable idiotez muy bien hecha. Con notables efectos, una buena fotografía, y, sobre todo, una gran música: como siempre, de la mano del magnífico Alberto Iglesias. Como ha escrito José Burgos en el post sobre nuestra quiniela para los Goya, aunque la película no te haya gustado, días después de verla sigues recordando perfectamente los violines de su banda sonora.
Sin embargo, el reparto (con excepciones) no brilla en esta película: el gran Antonio Banderas se dedica simplemente a poner un gesto que no he acabado de identificar, entre serio y turbante, pero nada más. Roberto Álamo, un actor al que admiro, tiene un papel que roza el ridículo, y al que ahora, meses después, sigo sin encontrarle ningún sentido. Otros magníficos intérpretes como Eduard Fernández, José Luís Gómez, Fernando Cayo, Bárbara Lennie, Jan Cornet o Blanca Suárez no tienen ninguna oportunidad de sobresalir ante funciones tan pequeñas o mal dibujadas...
De la quema se salvan quizás Marisa Paredes, y, sobre todo la maravillosa Elena Anaya, que salva a la película del desastre con una fantástica interpretación, esta vez sí para un verdadero candidato, que le pone en la puerta de entrada hacia el Premio Goya a Mejor Actriz Protagonista: no solo por este papel, si no por su carrera (y mira que es joven), sería merecidísimo.
MI VALORACIÓN: 5,5
A mi personalmente es una película con una trama bastante original, arriesgada también pero original sin duda y atractiva en el punto de que mezcla la cirugía estética muy pocas veces vista en el cine. Brillante Elena. En la quiniela de Una vida de cine entran para mejor película, director, actriz...... un abrazo
ResponderEliminarSoy fan de Almodóvar y también lo soy de "La piel que habito", los que seguimos al manchego llevamos esperando esta peli unos 10 años, él mismo sentía pavor a rodarla, y a mi me gustó, me apasionó. Con "Los abrazos rotos" ya jugó a la frialdad, pero no consiguió conmover, esta vez, la frialdad se hace tan cruda que lega, que duele y esa es la metáfora, para mí, del film, como pensaría el doctor Ledgar: "cualquier camino vale para llegar a la meta" y la meta de "La piel que habito" no es más que el dolor, el dolor escondido en cada uno de los personajes, todos a su manera sufren, y el dolor global es tan fuerte que te deja clavado en la butaca y sólo te saca la lágrima en el último segundo del film y, como siempre en Almodóvar, la culpa de la lágrima la tiene una Madre!. Para mí es una obra de "almodovarismo" absoluto que con los años recibirá su gran compensación, el reconocimiento absoluto de su maestría.
ResponderEliminarLa verdad es que leo vuestros comentarios y siento envidia. Envidia porque veo que la película puede hacer sentir cosas que a mi no me ha hecho sentir... ¡Ojalá también me hubiera pasado! La volveré a ver otra vez pronto a ver si...
ResponderEliminarY por cierto, aquí también la hemos puesto como favorita (aunque no la nuestra) en nuestra quiniela como Mejor Película, Director y Actriz!