miércoles, 16 de noviembre de 2011

CRÍTICA DE "MIDNIGHT IN PARIS": NOCHE EN EL MUSEO CON WOODY ALLEN


Hoy, la distribuidora Cameo, ha puesto a la venta la película “Midnight in Paris”, último trabajo de Woody Allen, que lleva ya 27 semanas en nuestra cartelera en las que ha recaudado más de 8 millones de euros. Y no se queda aquí el éxito del director neoyorquino, ya que el film se ha ingresado ya 100 millones de euros a nivel mundial. Os recordamos que “Midnight in Paris” está coproducida por Mediapro, por lo que se considera una coproducción entre España y Estados Unidos.



Y hoy, con motivo de este lanzamiento, aprovecho para escribir la crítica de “Midnight in Paris” que en su día dejé pendiente. ¿Por qué? No lo sé. Quizás porque no encontré las palabras adecuadas para definir esta maravilla; para mí gusto, de lo mejor de un Woody Allen, al cual, ya de por sí, idolatro. O, quien sabe, quizás sólo porque no tuviera tiempo. Pero me gusta más pensar lo primero.

En “Midnight in Paris”, Gil, un escritor norteamericano algo bohemio llega con su prometida Inez y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... “El mejor Woody Allen ha vuelto”, publicaron muchos, tras el estreno de esta película. Y no estoy de acuerdo.

El sello Allen es notable en esta película, desde sus personales títulos de créditos iniciales hasta la clásica música de los créditos finales. Es esta, una comedia romántica, mágica, asombrosa, nostálgica, encantadora, surrealista, ágil y divertida. En mi opinión, la mejor película de lo que va de 2011. “Midnight in Paris” es Noche en el Museo. Pero no la “Noche en el museo” de Ben Stiller, no. Aunque en esta el protagonista es un buen amigo suyo: Owen Wilson. Un distraído, agradable y descuidado Owen Wilson, prendado de la ciudad de París, de sus calles bajo la lluvia, de sus hermosas noches, y de sus animados años 20... Un Owen Wilson, por lo tanto, enfundado en el disfraz de Allan Stewart Königsberg. Quizás, el mejor Allan Stewart Königsberg que haya interpretado jamás un papel típico de Allan Stewart Königsberg, sin ser Allan Stewart Königsberg. ¿Qué quién es Allan Stewart Königsberg? Woody Allen. Pero es que esta vez el menudo neoyorquino estaba demasiado ocupado dirigiendo este museo, en el que tienen cabida, entre otros, Zelda y Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Henri Matisse, Luís Buñuel, Paul Gauguin o Salvador Dalí.

Un Owen Wilson perfectamente acompañado en por un reparto que cuenta con la preciosa Rachel Mc Adams (¿soy al único al que su papel le recuerda a Scarlett Johansson?), Kurt Fuller, Mimi Kennedy, Michael Sheen, Léa Seydoux, Kathy Bates o Adrien Brody, además de la colaboración de la “primera dama”, Carla Bruni. Pero sobre todo, con otra fabulosa actriz en alza: Marion Cotillard, capaz de enamorar hasta hacer perder la cabeza a Owen, a mí y a todos. Una película que te mantiene constante la sonrisa durante todo el metraje, que te hace creer en la magia del cine. Woody no ha vuelto. Woody nunca se fue. Woody es eterno. Como la “Belle Époque”. Como París. Y es que “París con lluvia es lo más bonito que hay...”

Mi valoración: 9

1 comentario:

  1. Preciosa crítica para una película maravillosa q nos recuerda el porque nos gusta el cine. Más pelis como estas es lo que necesitamos y menos CREPÚSCULOS. Yo ya tengo el Blu-Ray. Un abrazo

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